miércoles, 5 de noviembre de 2008

VI Aniversario de la Declaración de La Palma como Reserva Mundial de la Biosfera

Celebramos, en el día de hoy, el VI Aniversario de la Declaración de La Palma como Reserva Mundial de la Biosfera. También, en este año se cumple el XXV Aniversario de la Declaración de Los Tilos como Reserva de la Biosfera, lo que convirtió a La Palma en la primera isla en Canarias y en España en contar con una Reserva de la Biosfera.
El particular modelo de desarrollo que ha experimentado la Isla, con crecimiento económico sostenido, con una evidente protección y conservación de la naturaleza y el medio ambiente le valió el reconocimiento y la declaración de la totalidad del territorio insular como Reserva Mundial de la Biosfera, el 6 de noviembre de 2002. A este punto no habríamos llegado si antes, el 30 de junio de 1983, la UNESCO no hubiera declarado 511 hectáreas de la finca "El Canal y Los Tilos" como Reserva de la Biosfera.
  
Esta primigenia declaración supuso un hito de vital importancia no sólo en las políticas de sostenibilidad puestas en marcha en
la Isla, sino se convirtió en el motor de arranque de la declaración de Reservas de la Biosfera en toda Canarias. La evolución vertiginosa de las Reservas de la Biosfera para convertirse en referentes pioneros del desarrollo sostenible, hizo que, a pesar de los indudables valores del espacio y de la escuela que supuso esta reserva de la biosfera en Canarias para la conservación e investigación de estos hábitats, enfocásemos nuestros pasos hacia la declaración de todo el territorio de la isla de La Palma.
Muchos han sido los pasos que se han dado y se están dado para que la Isla sea un referente dentro de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera; proyectos locales extrapolables a otras islas o territorios Reservas de la Biosfera o propuestas que surgieron desde la Isla y se han adoptado en las diferentes redes o foros internacionales en donde La Palma está presente, han hecho que la Isla ostente un prestigio directamente proporcional a la valía de sus ciudadanos y a la del medio en el que tenemos la suerte de desarrollar nuestra vida.
La experiencia obtenida hasta la fecha, hace que en estos momentos de dificultad generalizada, instituciones como el Consorcio de la Reserva de la Biosfera, se erijan como nodos de promoción de la innovación, de aporte de nuevas ideas y proyectos, de aprovechamiento de sinergias en los distintos ámbitos competenciales y de cooperación para la promoción de proyectos de interés, actuando como un vector de utilidad pública para la reorientación, promoción y mejora permanente de la estrategia del desarrollo sostenible insular, destinada a cumplir con el objetivo último de la mejora de la vida del pueblo palmero.
El principal papel del Consorcio tiene su base en la capacidad de innovación y creatividad en la puesta en marcha de proyectos pilotos y de demostración buscando la absoluta integración del factor humano en las políticas de gestión, yendo más allá de las políticas meramente de conservación, y partiendo del entorno socioeconómico como elemento prioritario en los objetivos planteados. La innovación, tan importante para nuestro futuro, sirve para la experimentación y, por tanto, puesta en práctica a pequeña escala de modelos de gestión del desarrollo sostenible. El concepto de innovación ha de alcanzar no sólo a las áreas de la ciencia o de la gestión de recursos, sino a la resolución de desafíos que abarcan desde el empleo de la telemática a favor del desarrollo sostenible hasta la introducción de nuevos sistemas de producción agrícola, la promoción del turismo responsable o el uso de las fuentes de energía renovables, entre otras.
José Luis Perestelo Rodríguez
Presidente Reserva Mundial de la Biosfera La Palma
 
En definitiva, La Palma, por su compromiso con el Programa “Man and Biosphere” (MaB), y en consonancia con la política desarrollada, consciente de la importancia que supone para la Isla garantizar el futuro social y económico respecto al territorio en términos de sostenibilidad, ha ido movilizando todos sus recursos y capacidades en pos de la consecución de dicho objetivo, introduciendo en el panorama de la conservación el hecho de considerar, no ya sólo la protección de los elementos naturales existentes, sino también y con idéntico nivel de prioridad la protección de formas tradicionales de explotación sostenible de los recursos y donde el factor humano, esto es las personas, constituyen el valor más preciado.  

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